Cómo afecta (de verdad) el estrés a la fertilidad

Lo habrás oído millones de veces: relájate y ya llegará el embarazo. Es un comentario bienintencionado, pero que suele molestar a quien está buscando el embarazo.

Primero, ¡ni que fuera tan fácil! Y segundo… ¿Es real? ¿Solo con relajarme mejoraré mi fertilidad y conseguiré el embarazo?

En este artículo queremos darte la visión científica: nada de comentarios de vecinas o de amigas. Y es que la interacción entre el estrés emocional y la infertilidad se ha investigado desde la ciencia de la reproducción durante muchos años.

Muchas parejas infértiles sufren un estrés importante durante los procesos de fertilidad asistida. Eso es así: es un proceso que suele causar estrés.

Pero… ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿El estrés provoca la dificultad para concebir, o este estrés es resultado justamente de las dificultades para conseguir el embarazo?

Las investigaciones realizadas durante las últimas dos décadas muestran que, en la mayoría de los casos, el estrés es el resultado y no la causa de la infertilidad. Parece claro, pues, que la infertilidad causa estrés.

Sin embargo, lo que está menos claro es si el estrés causa (o fomenta la) infertilidad y si es que sí, cómo y por qué lo hace. Veamos qué dice la ciencia al respecto…

El estrés es bueno para el cuerpo… ¿y para la fertilidad?

Estrés agudo sí, crónico no

El ser humano necesita del estrés. Se trata de una condición que amplifica nuestras capacidades como humanos: oímos mejor, vemos mejor, nos concentramos mejor, rendimos más, aguantamos más el dolor y el cansancio, funcionamos metabólicamente de forma más eficiente…

Todo esto es bueno ante determinadas situaciones, especialmente de peligro. El estrés nos previene de ellos y nos ayuda a salvar la vida.

Pero aunque el estrés (en su justa medida) puede ser bueno para el cuerpo, supone llevar “la máquina” al límite de sus capacidades, por lo que sólo puede mantenerse durante breves periodos de tiempo.

El cuerpo humano está muy bien preparado para lidiar con estreses exigentes, pero puntuales. Para lo que no estamos preparados es para un nivel de estrés mantenido en el tiempo durante días, meses o años.

Por lo tanto, estrés agudo sí. Crónico, no.

El estrés crónico puede acarrear problemas de fertilidad

Biológicamente, el estrés implica la activación de determinadas hormonas y la desactivación de otras. Las hormonas del estrés a nivel cerebral, las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina) son capaces de influir en el eje que conecta el cerebro y las glándulas adrenales con las hormonas responsables de los ciclos ovulatorios norma.

Es decir, estas hormonas del estrés interactúan con la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), con la producción de prolactina y de las hormonas LH y FSH.

El estrés afecta al sistema “natural” que tiene el cuerpo de aliviar el dolor

El cuerpo humano tiene un sistema innato para aliviar el dolor: se conoce como sistema opioide endógeno (de dentro del propio cuerpo, para que nos entendamos). También hay quien los conoce como opiáceos endógenos.

La cuestión es que estos opiáceos endógenos (como la melatonina) se alteran por el estrés. Y… ¿adivináis con qué se relaciona la melatonina?

Bingo, la melatonina tiene que ver con el proceso de ovulación, lo que acaba condicionando la fertilidad de la mujer y es por eso también por lo que puedes encontrar varios suplementos para la fertilidad que contienen melatonina en su composición.

Por último, la inervación del sistema nervioso simpático, siempre activo en momentos de estrés, sobre el sistema reproductor femenino proporciona rutas por las cuales el estrés puede influir en la fertilidad a nivel de los órganos sexuales.

Es decir, si estamos en un momento de estrés agudo, el cuerpo se prepara para la acción: la lucha o la huida. Y en contextos de luchar o huir, la reproducción no es una prioridad.

Si nuestra existencia es vivida con estrés de forma continuada, todos los días de nuestra vida, la reproducción se verá afectada negativamente.

El estrés y su peso en procesos de fertilidad 

La infertilidad es, a menudo, una lucha silenciosa. Las personas que se ven obligadas a pasar por estos procesos reconocen tener sentimientos de depresión, ansiedad, aislamiento e incluso de  pérdida de control.

De hecho, algunos estudios hablan de que los niveles de depresión en pacientes con infertilidad pueden ser comparados con los de los pacientes a quienes se les ha diagnosticado un cáncer.

Se estima que 1 de cada 8 parejas tienen problemas para quedar embarazadas o mantener un embarazo. A pesar de la prevalencia de la infertilidad, la mayoría de las mujeres infértiles no comparte su historia con familiares o amigos, lo que aumenta su vulnerabilidad psicológica.

La incapacidad para reproducirse de forma natural puede provocar sentimientos de vergüenza, culpa y baja autoestima. Estos sentimientos negativos pueden conducir a diversos grados de depresión, ansiedad, angustia y mala calidad de vida.

Por supuesto, esta carga de sentimientos negativos acaba provocando estrés, lo que tampoco ayuda al proceso, sea conseguir un embarazo de forma natural, o a través de métodos de reproducción asistida.

Se ha evidenciado que los pacientes que se someten a un tratamiento de reproducción asistida tienen un riesgo significativamente más alto de sufrir trastornos psiquiátricos. Es importante reconocer y ayudar a estos pacientes mientras se enfrentan a su diagnóstico y tratamiento de infertilidad.

Sobre todo, porque este estrés mantenido acaba afectando negativamente al objetivo final de la pareja, la fertilidad.

Por último, los programas de fecundación in vitro (FIV) son considerados por muchas parejas e incluso médicos como el paso final para la evaluación del potencial de fertilidad de la pareja. Las parejas llegan a los procesos FIV con la ilusión de conseguir su deseo de ser padres a pesar de haber tenido que traspasar algunas líneas que nunca pensaron tener que traspasar o de aceptar una ayuda externa para un proceso, en principio, natural.

De esta forma, las parejas que participan en un programa de fecundación in vitro acarrean un estrés extra añadido sobre sus espaldas. Han puesto sus últimas esperanzas en ello. Una FIV fallida es un golpe demoledor para las parejas.

Causas del estrés en procesos de reproducción

Entre las causas del estrés se encuentran el aislamiento de la pareja, al no querer compartir su pesar con otros o por no querer participar de la vida social o familiar en la que hay otras mujeres embarazadas; la interrupción de su proyecto de vida, en el sentido de paralizar o posponer planes en pos de la esperada maternidad; la desnaturalización de las relaciones sexuales en la pareja, que ahora han de ser agendadas apetezca o no; la frustración que genera la falta de control sobre la situación o la sensación de la pareja de que no tienen el control de sus propias vidas.

¿Cuántas parejas sufren estrés emocional en los procesos de reproducción?

El impacto de la angustia por estrés en el resultado de los tratamientos de reproducción es técnicamente difícil de investigar debido a una serie de factores como las valoraciones subjetivas, la inexactitud de las respuestas o los sentimientos de mayor optimismo al inicio de un tratamiento de fertilidad.

Sin embargo, la investigación más reciente sí ha documentado la eficacia de determinadas intervenciones psicológicas para reducir la angustia psicológica. Y, al mismo tiempo, ha demostrado que existe una asociación directa entre la aplicación de estas terapias y el aumento significativo en las tasas de embarazo.

La infertilidad provoca estrés, que se agrava con el paso del tiempo si la pareja permanece infértil. 

Estrés emocional, económico y físico.

Según los estudios, parece ser que un enfoque grupal, cognitivo-conductual, puede ser la forma más eficiente de lograr ambos objetivos.

En un estudio de 2004 se entrevistó a un total de 22 mujeres antes de su primera visita a la clínica de infertilidad. Los resultados fueron sorprendentes.

Al 40% de las mujeres se les diagnosticó ansiedad, depresión o ambas situaciones. Otros estudios realizados con posterioridad a éste han ido respaldado estos hallazgos. En otro estudio reciente de 174 mujeres sometidas a tratamientos para la infertilidad, el 39% cumplió con los criterios para el trastorno depresivo mayor.

En uno de los estudios más grandes hasta la fecha, se evaluaron  352 mujeres y 274 hombres en clínicas de infertilidad en el norte de California. Se determinó que el 56% de las mujeres y el 32% de los hombres reportaban síntomas significativos de depresión y el 76% de las mujeres y el 61% de los hombres calificados reportaban síntomas significativos de ansiedad.

Finalmente, resultan preocupantes los resultandos de en un reciente estudio sobre el suicidio en 106 mujeres con infertilidad: el 9.4% de las mujeres informaron tener pensamientos o intentos suicidas.

 

Soluciones al estrés emocional durante los procesos de reproducción asistida

Las investigaciones más recientes sí han documentado la eficacia de determinadas intervenciones psicológicas para reducir la angustia psicológica. Y, al mismo tiempo, han demostrado que existe una asociación directa entre la aplicación de estas terapias y el aumento significativo en las tasas de embarazo.

Separar el foco de atención de la fertilidad

Además del apoyo psicológico es recomendable volver a tomar las riendas de la vida de uno, separando el foco de atención sobre la fertilidad. Esto no implica abandonar los procesos de fertilidad elegidos pero sí equipararlos en importancia a otros aspectos de la vida personal y la de la vida de pareja que han quedado relegados.

“Desimplicarse” un poco del proceso de reproducción asistida, tu vida es mucho más que el deseo gestacional

No siempre más implica mejor. A veces más es menos. Es decir, a veces la excesiva implicación y el hecho de organizar toda la vida personal y de pareja en torno al tema de la fertilidad llega a ser contraproducente. Y lo es a través del estrés que genera.

Volver a salir y socializar 

Sí, aunque pueda costar, volver a salir, volver a socializar o volver a viajar podrían ser buenos consejos.

Recuperar una vida activa, en especial físicamente, practicando deportes al aire libre o bailando es muy recomendado en este momento de la vida;

Mantener una dieta adecuada: enfocada a la fertilidad y a la felicidad

Llevar una dieta adecuada que sea capaz de nutrir al cuerpo y no sólo saciar la sensación de hambre, será igualmente aconsejable. Y en este sentido, es importante llevar un estilo de vida sano, pero también, igual que decíamos de separar el foco de la fertilidad, poder darse algún capricho de vez en cuando, que eso siempre ayuda a elevar el ánimo.

Buscarse hobbies con las manos

Y, en la esfera más mental, realizar trabajos con las manos, manualidades, pintura o bricolaje, suele ser una forma fácil de practicar el Mindfulness y conectar cerebro- manos ya sí dar un respiro al cerebro de los pensamientos intrusivos.

A pesar de que todavía hay pocos estudios, es evidente que hay evidencias biológicas de que el estrés no favorece la fertilidad, y por otro lado, que en procesos de reproducción asistida suele aparecer estrés.

Si te encuentras en esta situación, recuerda estos consejos para aliviar la presión de la situación.

 

Referencias:

  • Simionescu, G. et al. The complex relationship between infertility and psychological distress (Review). Experimental & Therapeutical Medicine. 2021 Apr; 21(4): 306.
  • Rooney, K. Domar, A. The relationship between stress and infertility. Copyright © 2018 AICH – Servier Research Group.
  • Santa-Cruz, D.  Agudo, D. Impact of underlying stress in infertility. Fertility, IVF and reproductive genetics. Copyright _ 2020 Wolters Kluwer Health, Inc.